Esta sopa de avena es de esos platos humildes y austeros tan típicos de Cuaresma y Semana Santa que se pueden preparar en cualquier otro momento del año.
Esta sopa tiene además otra ventaja; la sencillez. No hablo solo de lo rápido y fácil que es hacerla, me refiero también a que sus ingredientes son muy básicos y seguro que los tienes en tu despensa.
Además es muy reconfortante, ya no solo porque es una sopa, también porque la avena es muy digestiva y favorece la capacidad de relajarse.
Índice
Sopa de avena
Un plato tan sencillo y fácil como reconfortante y bueno.
¿Quieres saber más cosas sobre esta sopa de avena?
Como te comentaba antes, sus ingredientes son muy básicos y fáciles de encontrar en cualquier supermercado. Además la avena se conserva durante tiempo en la despensa y sirve para hacer infinidad de recetas
Esta receta es apta para veganos, vegetarianos, celíacos e intolerantes al gluten, al huevo y a la lactosa.
La mantequilla de anacardos se puede sustituir por una nata vegana o nata para cocinar normal pero recuerda que, si utilizas esta opción, ya no será apta para veganos, ovovegetarianos e intolerantes a la lactosa.
Obviamente no hace falta que la avena sea sin gluten si no lleváis una dieta especial en casa.
A la hora de decorarla no dudes en añadir tu topping favorito. Pueden ser semillas, pipas de calabaza o de girasol, levadura nutricional o cualquier frutos seco crujiente.
Esta sopa es mejor tomarla recién hecha porque tiene una textura mucho más fina. Sin embargo, según se va enfriando, va tomando más cuerpo y se queda como si fueran unas gachas.
Aunque yo prefiera tomarla recién hecha, se puede conservar hasta 5 días en la nevera sin ningún problema. Solo asegúrate de calentarla y removerla bien para darle un acabado delicioso.
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