Estas verdinas con langostinos es un auténtico platazo lleno de sabor con el que vas a gozar de lo lindo. Perfecta para disfrutar del fin de semana cocinando auténticas recetas de nuestra gastronomía.
Las legumbres son muy fáciles de cocinar aunque hay que asegurarse de que la materia prima sea de calidad para que el resultado sea una alubia fina, entera y llena de sabor.
Es, sin duda, una receta sencilla y tradicional como las que hacían nuestra abuelas que alimentan al cuerpo y reconfortan el alma.
Índice
Verdinas con langostinos
Un plato delicioso con el que disfrutarás de las recetas tradicionales.
¿Quieres saber más cosas sobre las verdinas con langostinos?
La verdina es un tipo de alubia típica de Asturias y que se cultiva también en La Mariña Lucense. Se utiliza sobre todo para preparar con pescado y marisco ya sea mezclado o sólo con langostinos, almejas, carabineros…
La distinguirás bien del resto de legumbres porque es pequeña, plana, tiene la piel muy fina y de un bonito color verde que es lo más característico.
Que sean de color verde no quiere decir que sean frescas sólo que se han recogido inmaduras cuando aun tienen una gran cantidad de savia por eso tienen ese color tan llamativo.
De hecho las verdinas se comercializan secas y, para conseguirlas, tendrás que ir a mercados y tiendas especializadas o adquirirlas por internet.
Como están secas tendrás que ponerlas en remojo durante, al menos 8 horas. Y recuerda que el tiempo de cocción dependerá del tiempo que lleven secas, es decir, cuanto más viejas sean más minutos necesitarán.
Como te decía antes, puedes acompañarlas de diferentes tipos de pescado y marisco. Yo suelo prepararlas con langostinos o gambones. El langostino tiene el sabor más intenso y el gambón tiene más carne pero cualquiera de los dos va bien a la receta.
Tanto el langostino como el gambón se cuecen muy rápido así que antes de añadirlos te aconsejo que te asegures que las verdinas ya están en su punto.
Recuerda que puede que necesiten algo más de tiempo del indicado en la receta. Solo tienes que mimarlas y darles un poco más de tiempo ya verás como se consigues el punto perfecto lleno de sabor.